
Reykjavík, Islandia – En un experimento sin precedentes, los habitantes de la pequeña localidad costera de Ólafsvík han levantado un puente flotante de bloques de hielo sobre su bahía para facilitar el acceso de las focas a los túnidos que, como cada temporada, migran cerca de la costa. La estructura, ensamblada por voluntarios y artesanos locales, se sostiene gracias a plataformas de madera tratada y previsores anclajes, y promete convertirse en un atractivo turístico ecológico.
Según los pescadores del lugar, este innovador “puente de hielo” no solo permite a las focas recoger los peces que quedan atrapados entre las redes de pesca abandonadas, sino que además ayuda a limpiar los caladeros de restos de artes de pesca, reduciendo el impacto ambiental. Las imágenes de estos simpáticos mamíferos accediendo por el puente para alimentarse han dado la vuelta al mundo, viralizándose en redes sociales y despertando el interés de biólogos marinos.
Reacciones y futuro del proyecto
– Turismo responsable: El alcalde de Ólafsvík, Katrín Bjarnadóttir, asegura que el puente servirá para fomentar un turismo sostenible donde el visitante aprenda sobre la vida marina y el cuidado del océano.
– Extensión a otras especies: Investigadores de la Universidad de Akureyri evalúan si la misma técnica podría aplicarse para ayudar a nutrias marinas o aves buceadoras.
– Seguridad y vigilancia: Para garantizar el bienestar de la fauna, se han instalado cámaras subacuáticas que monitorean la salud de las focas y regulan el número de visitantes.
Este insólito puente de hielo ha demostrado que, con un poco de ingenio y cooperación comunitaria, es posible encontrar soluciones creativas que beneficien tanto al medio ambiente como al desarrollo local.